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POR QUÉ les gusta la lejía a los gatos

Seguramente ya conozcáis los efectos de la lejía en nuestros amigos gatunos. Ejerce un irresistible encanto que les lleva a frotarse contra el lugar donde esté, y de hecho, muchas veces se recomienda poner unas gotitas de lejía en el arenero de gatos que tengan problemas en ir a su bandeja, porque el olor les atrae y tienden a orinar en ese lugar. También se recomienda no limpiar el suelo con ella, puesto que si limpiamos el gato tenderá a orinarse en la zona donde la hayamos usado.

¿Pero que extraño poder tiene este líquido elemento que hace alucinar a los gatos?

El hipoclorito de sodio, que es el nombre químico de la lejía, es una sustancia que tiende a descomponerse cuando está en disolución, como es el caso de los botes comerciales que compramos en la tienda. Uno de los componentes más importante que libera es el cloro, aunque la lejía también reacciona con componentes orgánicos para liberar componentes volátiles orgánicos (VOCs) que incluso los humanos somos capaces de percibir. Entre estos VOCs tenemos el cloroformo o el tetracloruro de carbono. Estas reacciones también se dan en el agua de bebida, puesto que está suplementada con cloro para hacerla potable, aunque estos subproductos sólo aparecen en cantidad apreciable cuando el agua está muy contaminada (las aguas fecales por ejemplo).
Los gatos son capaces de responder mediante comportamientos típicos a una variedad de productos, algunos de ellos se sospecha que son componentes de feromonas de la orina felina, como la felinina o sus productos de descomposición, como el MMB. Los gatos pueden reaccionar a sustancias que les provocan la llamada «respuesta catnip», que consiste en frotar la cabeza con objetos, agitar la cabeza, hacer «la croqueta» (rodar)…etc. No todos los gatos tienen esta respuesta, aproximadamente la mitad la presentan, y la predisposición es genética y heredable.
Algunas sustancias que inducen esta respuesta son:
– nepetalactona del catnip (hierba Nepeta cataria)
– actinidina de la valeriana (Valeriana officinalis)
– aceite esencial de Actinidia macrosperma
– epinepetalactona, dihidronepetalactona, isohidronepetalactona, neonepetalactona, iridonirmecina, boschnialactona, onikulactona, boschniacina, actinidiolida y dihidroactinidiolida.
En general, estas sustancias tienen como denominador común una estructura química de dos anillos, pero que no está presente en ninguno de los subproductos de la lejía. Así que existen dos posibilidades:
– El gato interpreta los volátiles como feromonas y lo que vemos es una señal tipo sexual o territorial
– El gato tiene una respuesta catnip
Este fascinante misterio no ha sido estudiado todavía, aunque sería interesante comprobar si los gatos no sensibles al catnip lo son a la lejía y viceversa, así como estudiar el comportamiento exacto y compararlos.
Hay que tener en cuenta que, aunque les guste, la lejía es un componente muy nocivo y debe evitarse el contacto del gato con los vapores o el propio líquido, así como evitar que lo laman. Se recomienda utilizar para el suelo un desinfectante sin lejía, como los que llevan oxígeno activo. Los utensilios desinfectados con lejía deben aclararse muy bien.